Galicia es la
tercera comunidad en número de explotaciones dedicadas a la cría de
caracoles, con un total de 13 granjas que representan el 13,5 por ciento
de las contabilizadas en el conjunto del Estado. La falta de un censo
del volumen de moluscos producidos en las instalaciones gallegas
dificulta la estimación del total de kilos comercializados en mercados
del País Vasco y Cataluña.
EUROPA PRESS
Los catalanes lideran la producción española de caracol al contar con 42
explotaciones orientadas a su cría (el 42 por ciento del total),
seguidos de los aragoneses, con otras 15 granjas (el 15,6 por ciento),
según el Registro General de Explotaciones Ganaderas del Ministerio de
Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) a 1 de febrero de este año.
Cada español consume al año unos 400 gramos de caracoles, un cálculo
derivado de la demanda de este producto en el conjunto del Estado, que
ronda las 16.000 toneladas y convierte a España en el segundo importador
mundial de este molusco terrestre, sólo por detrás de Francia.
Su uso culinario no es muy habitual en las recetas más representativas
de la tradición gastronómica gallega, al contrario que en Aragón,
Cataluña, Valencia o Portugal. Sin embargo, hace una década se
experimentó en Galicia un 'boom' en la cría del molusco hermafrodita y
llegó a crearse una cooperativa que aglutinaba a una decena de
explotaciones.
Así lo recuerda Guillermo Lamas, propietario
desde 1998 de una pequeña granja en Outes (A Coruña). "En su día los
productores gallegos fuimos muy importantes, ahora hay mucha oferta",
asegura. Pese a que, años atrás, comercializaba sus caracoles en los
mercados centrales --MercaBilbao y MercaBarna, principalmente--, hoy se
limita a atender los encargos que recibe.
"Acepto desde 50
kilos en adelante y ahora cobro en mano", explica, tras destacar que la
política de pagos a 40 o 45 días de los grandes mercados "arruinan" al
pequeño productor. Y, no obstante, son casi el única canal de salida de
este recurso para las explotaciones gallegas, "aquí no se consume, lo
que se compra es testimonial, para dos o tres restaurantes", apunta.
INGRESO COMPLEMENTARIO
Un kilo de caracol ronda entre los ocho y diez euros en los principales
mercados, un importe que oscila en función de la especie y la época del
año. Los precios de los moluscos de criadero son los más elevados y se
mantuvieron desde enero entre los cinco y nueve euros en la Lonja de
Bellpuig (Lleida), uno de los centros de referencia estatal en este
producto. Asimismo, los moluscos silvestres se vendieron a entre 2,5 y
cinco euros.
Su cotización en el mercado constituye uno de los
principales atractivos para los productores. Lo confirma Manuel
Rodríguez, que hasta hace dos meses regentaba una granja en Riorto
(Lugo), en la que producía unos 3.000 kilos al año. "Vendía todos los
caracoles a finales de año, en Navidad, a unos 8 y 10 euros el kilo",
sostiene.
Rodríguez abandonó su trabajo como mecánico de
mantenimiento en una empresa de artes gráficas de Madrid para volver a
su tierra y apostar por este negocio después de leer un libro sobre
estos moluscos de tierra. "Compré la cría en Canarias y decidí montar
unos invernaderos, porque el clima gallego es muy adecuado para esta
actividad", relata.
No obstante, el productor lucense coincide
con el de Outes al defender que la producción de caracol en Galicia es
viable si se complementa con otra actividad y se realiza en una
explotación familiar. El cuidado, alimentación y limpieza de los
invertebrados, así como de las instalaciones puede ser asumido por dos
personas, según asegura Ares. "Hay que vender entre 12.000 y 15.000
kilos para dedicarse a este negocio en exclusiva", señala.
La
carga de trabajo se concentra durante la recolección, entre marzo y
diciembre, después de siete meses de "maduración". Y es entonces cuando
se requiere más ayuda, "hacen falta unos cinco trabajadores", expone el
productor de Outes, que, en su caso, recurre a la ayuda familiar para
este proceso. "Una pequeña explotación no resiste la contratación de
mano de obra externa", destaca.
Por su parte, Rodríguez se vio
superado por las atenciones de su granja, sobre todo en los meses de
recolección de sus cerca de 3.000 kilos de recurso. Pese a que la cría
de caracoles no requiere grandes superficies dado que en cada metro
cuadrado pueden 'madurar' dos kilos de estos invertebrados, sí exigen
una continua limpieza de la vegetación.
Así pues, el
agricultor lucense acabó abandonando esta actividad para asociarse con
otros siete productores en una sociedad agraria de transformación (SAT),
Labregos de Lugo, dedicada a los alimentos de huerta como la patata y
coliflor, entre otros.
ALIMENTACIÓN
El ciclo de
producción de un caracol arranca a finales de año. Los productores
adquieren la cría, que preparan hasta marzo, mes en el que tienen listos
los primeros individuos, recién salidos de sus huevos. Uno de estos
moluscos terrestres precisa de siete meses para ser adulto. "A partir de
octubre hibernamos a los caracoles, los metemos en una cámara a
temperatura primavera para que así se reproduzcan entre diciembre y
enero", explica Ares.
La comercialización suele iniciarse en
marzo y, hasta entonces, los moluscos pasan sus días con una proporción
de luz, temperatura y humedad propia de la primavera. Todo depende de
las condiciones meteorológicas de cada año. En todo caso, Manuel
Rodríguez recuerda que la comunidad gallega es una de las más propicias
para esta especie, salvo en los días más fríos.
Las heladas y
las temperaturas extremas no son beneficiosas para el caracol. "En
Castilla no se pueden criar porque se achicharran", sostiene, una
situación que no se da en Canarias, el "clima ideal", a juicio del
agricultor lucense. Considera que algunas islas de este archipiélago
superan las condiciones de Galicia por su elevada humedad y unas
temperaturas suaves que se mantienen constantes todo el año.
"Un caracol no se alimenta sólo de vegetación", explica Ares. Su dieta
'verde' se complementa con preparados que se elaboran a base de trigo,
cebada, maíz y calcio, de ahí que sus productores figuren entre los
profesionales del sector primario afectados por el incremento de los
piensos, un 30 por ciento más caro entre enero de 2007 y el mismo mes de
este año.
Y es que durante sus siete meses de 'maduración',
un caracol consume un kilo y medio de pienso, lo que supone que cada
molusco terrestre requiere una cantidad diaria similar al contenido de
dos azucarillos. "Dedicaba 100 kilos de pienso a la semana, repartidos
en tres raciones", apunta Rodríguez.
IMPORTACIÓN
La
elevada demanda interna de este recurso se evidencia en las
importaciones españolas, unas 16.000 toneladas anuales que, en su
mayoría --96 por ciento-- proceden de Marruecos y también de Chile --3
por ciento--.
No obstante, el incremento de la producción en
España durante el último año permitió reducir las compras en otros
países un 14,8 por ciento con respecto a 2006, según fuentes del
Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales de la Agencia Tributaria.
http://www.farodevigo.es/galicia/2008/08/16/galicia-tercera-comunidad-cria-caracoles/251139.html