sábado, 14 de noviembre de 2015

Enfermedades del Caracol

Aunque parezca un título sensacionalista, veréis cómo en este caso el nombre se ajusta a la realidad. Todo se debe a los
gusanos  del género Leucochloridium, unos platelmintos que utiliza caracoles como hospedadores secundarios. Esto significa que los caracoles no son el hospedador definitivo, sino que el parásito necesita otro hospedador más para cerrar su ciclo de vida. En este caso los hospedadores definitivos son diversas aves que se infectan al comerse al caracol. Para facilitar que esto ocurra, el parásito provoca que el caracol sea más “apetecible” y vulnerable.
Para conseguir esto, el parásito posee uno de los ciclos de vida más extraños del mundo animal, aunque en el mundo de los parásitos este listón está muy alto. Todo empieza cuando el parásito en su forma larvaria, denominada miracidio, viaja por el tracto digestivo del caracol para alcanzar la siguiente fase, denominada esporocisto. Los esporocistos crecen formando largos tubos hinchados, llenos de decenas a centenas de cercarias, que es la última fase larvaria del parásito. Estos tubos invaden los tentáculos del ojo del caracol, y empiezan a hincharse y a palpitar transformando los tentáculos oculares en una colorida exhibición que tiene apariencia de oruga. Como curiosidad, decir que normalmente el tentáculo infectado suele ser el izquierdo.
Ante semejante muestra, el caracol pasa a ser más llamativo para sus depredadores, por lo que el parásito se facilita el camino a su hospedador final, que quedará infectado al ingerir al caracol. Además, el parásito altera la visión del caracol y cambia su comportamiento, por lo que se hace aún más vulnerable a los depredadores. El ciclo se cierra en el ave, donde los parásitos se reproducen y sueltan huevos que serán expulsados por las heces del animal, que serán consumidas por otros caracoles empezando de nuevo el ciclo.
Este tipo de plagas puede darse en granjas pudiendo ser un factor importante en toda la granja.